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martes, 9 de octubre de 2007

José María Arguedas canta y sigue vigente

Estos son los ensayos que hizo José María Arguedas Altamirtano (18 - 01 - 1911 / 02 - 12 - 1969) con María Rosa Salas, el 22 de noviembre de 1969 (apenas unos días de su muerte), dado que ella estudiaba música quiso enseñarle canciones en quechua. Entre las canciones que se escuchan, en el audio que mostraremos más adelante, son: Lorochay, Alverja saruy, Tuta Wayray, Forasterito entre otros. Nuestro gran Arguedas enseña a la joven María Rosa (quien desconocía el quechua pero que por su padre le era familiar esta lengua) a sentir la música andina; no sólo a interpretarla. Las melodías deben salir del corazón, del alma "como una pasión controlada". Se ensayaron doce piezas y se grabaron nueve en total, el escenario es Chaclacayo. Al escuchar a nuestro querido José María Arguedas es como si nunca se hubiero ido, su voz está más presente que nunca en estas hermosas canciones que recopiló como parte de su trabajo antropológico. Muchos dijeron que lo suyo era una utopía, incluso fue atacado por intelectuales como argentino Julio Cortazár y Mario Vargas Llosa (por nombrar a algunos), por lo que planteaba en sus trabajos literarios a propósito de sus investigaciones antropológicas, hoy en el 2007 ¿Seguirán pensando que lo que nuestro autor José María Arguedas planteba era una utopía?

Se dice que se enseña con el ejemplo, pues he aquí la voz de nuestro José María Arguedas y María Rosa Salas en los ensayos mencionados; quienes aman la cultura andina de nuestro país, naturalmente lo disfrutarán (espero que así sea):


En la red:
Para escuchar la Autobiografía de José María Arguedas en su propia voz, con una duración de casi 14 minutos, para ello ingresar a: José María Arguedas refiere su autobiografía.

1 comentario:

Ishua Runa dijo...

Conocí a Arguedas siendo niño, cuando venía a bailar y cantar con su amigo del alma, don Máximo Damián. Persona sumamente sencilla y de gran corazón. Le interesaba un pepino, bailar en casuchas con piso de tierra y comer aunque sea sentado en ladrillo. Le llamaban cariñosamente: "Ductur".
Saludos de Ishua